lunes, 6 de agosto de 2007

Popol Vúh



La obra escrita del texto que se titula El Libro del Común o Popol Vúh es anónima. Este carácter denota el ejercicio de una tradición narrativa oral en las antiguas tierras de Centroamérica. La palabra se hizo canto y el canto fue impregnándose de tiempo, a través de las eras que llamamos protohistóricas o precolombinas. Cuando Neruda escribe su Canto General parece aludir en sus primeras estrofas al añoso aliento de las vastas extensiones de una civilización inimaginable. Nuestra concepción de la historia apenas nos permite intuir algo de la forma inicial de aquellos pueblos hoy míticos. El mito es la figura sacra del origen propiamente humano, trascendente e inmutable. Una vez engarzados los hechos por la vía metafórica, acudimos al libro que alguien ha tenido el celo de escribir, con la consiguiente distorsión y el persistente anhelo de contar un sueño. Quién podría decirnos con toda puntualidad lo que ocurría siglos antes de la venida a América de la numeración arábiga, el tifus y la noción de propiedad privada…En las artes visuales hay una vena narrativa, confinada ahora a la historieta y a la ilustración de libros de texto. No obstante, puede aseverarse que es el correlato de una tradición oral, cifrado en figuras e imágenes memorables, con el acierto y la entrega propia de las artes de la imagen. El códice, la estela, el monolito brindan toda una relación de hechos por descifrar. En el caso del Popol Vúh, toda una constelación de episodios van anudándose en un tejido que al término de la historia completa un gran mural, digno del mejor relato clásico griego.La trama del Popol Vúh inserta dentro de la historia del pueblo quiché –mayas antiguos- las consabidas fábulas de los héroes y fundadores del linaje sagrado. A lo largo de quince láminas al acrílico, realizadas sobre papel Fabriano, se ha refigurado la sugerente vivacidad del texto que fuera recuperado por el dominico Francisco Jiménez a principios del siglo XVIII. La plasticidad del texto propicia una más reciente forma visual, irrenunciable a cualquier pintor que se acerque al documento. Así, otra lectura del libro adviene en la pintura. La versión plástica con los pormenores de la magnífica narrativa prehispánica (escrita en latín originalmente, luego de haberla escuchado de los viejos de conocimiento) se ofrece en esta Exposición. Sin merma alguna de la libertad creativa del pintor, la intención primera de esta obra fue la de editarla en forma de libro, acompañadas de una nueva versión, aún inédita, del texto.Según el Popol Vúh, el mundo era nada hasta que los dioses, el Gran Padre (creador) y la Gran Madre (hacedora de formas) decidieron generar la vida. La intención de ambos era ser adorados por sus propias creaciones. Primero crearon la Tierra, después los animales y, finalmente, los hombres. Éstos fueron inicialmente hechos de barro, pero como el intento fracasó, el Gran Padre decidió extraerlos de la madera. No obstante, los nuevos hombres eran altivos, vanidosos y frívolos, por lo que el Gran Padre los aniquiló por medio de un diluvio. Pese a este suceso, los dioses no desistieron y, en una última tentativa, crearon a los hombres a partir de granos de maíz molidos y, de los cuerpos de aquéllos, a cuatro mujeres. Una vez constituidas otras tantas familias, los dioses, temerosos de que a sus criaturas pudiera tentarlas la idea de suplantarlos en sabiduría, disminuyeron la vista e inteligencia de los ocho. El Popol Vúh también relata las hazañas de dos hermanos gemelos, Hunahpú e Ixbalanqué, vencedores de las fuerzas malignas e hijos de una de aquellas mujeres que, pese a su virginidad, los concibió de manera milagrosa.

Miguel Carmona V.

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