viernes, 10 de agosto de 2007

EL ALFABETO DE LA IMAGINACIÓN - Miguel Carmona

Miguel Carmona, pintor y grabador mexicano, espiritualmente muy cercano a William Blake considera que imaginar es un derecho natural e inalienable. Quienes no imaginan cercenan una función vital del hombre. Es más fácil razonar, aunque sea de forma equívoca, que imaginar, porque razonar es repetir, mientras que imaginar es crear. La esencia de la vida, lo sabía ya el hombre de Cromagnon, es el cambio. En un mundo que es devenir, sólo se sienten a gusto los que crean; los que repiten necesitan sucedáneos para seguir viviendo por que se sienten desamparados ante el cambio. La obra de Miguel Carmona es un alfabeto de la imaginación, es una ventana que nos permite atisbar lo que está más allá de lo inmediato.Tatuar el espacio parece ser la consigna de este pintor que en cada cuadro, en cada grabado. Su prolija imaginación se complementa con un sentido del equilibrio; cuando rasga la piel de sus obsesiones o tiende un punto sobre lo innombrable, siempre se escucha e identifica la cálida voz del hombre. La vida del artista está signada por la paradoja: busca durante años el sonido de su propia voz; apenas lo logra tiene que abandonarlo y empezar todo de nuevo, sólo que ahora en otra dirección. Partir es llegar, llegar es partir, es el principio y fin de nuestra humanidad que nunca termina de llegar cuando ya nos estamos yendo. La paradoja del arte estriba en la unidad entre lo que es y lo que no es; unidad de los contrarios, principio purificador de todos los sentidos y en todos los sentidos de la realidad. Ser y no ser es sólo un momento del juego creador. El otro momento es parte integral de la búsqueda de las formas, intuiciones y correspondencias en el espacio-cuadro o en el espacio-grabado que permanecen invisibles hasta que el pintor los revela para sí y para los otros. La poesía de las formas plásticas no se explica, fascina. En donde no hay milagro no hay poesía. A sensualidad de las formas y de los colores, el erotismo en las líneas en Miguel Carmona tienen el propósito de restituir su limpidez a la pintura. Paul Klee quería hacer visible lo invisible. Carmona al devolver su transparencia a la pintura hace visible lo visible (deja ver lo que no se ve porque siempre se está viendo), fiel al espíritu de Blake: “si las puertas de la percepción estuviesen limpias, veríamos todo tal y como es: infinito y eterno”.No obstante el marcado lirismo, la pintura de Carmona no es el grito del alma ni el bestiario de sus intimidades, sino la manifestación del espacio. La pintura contemporánea no es el resultado de líneas y color trazadas por el pintor sobre la tela en blanco; más acertado es que esos colores y líneas no cubren o emplasten el espacio, sino que lo vuelven visible. El espacio es un organismo vivo, se mueve con el ritmo pasional de los cuerpos. Cada cuadro o grabado es la cartografía de un cuerpo que hace su tirada en el regazo del universo.

Carlos Mongar

1 comentario:

Buscador dijo...

Ser o no ser, la imaginación que dicha el usarla, ella que nos permite salir de la monótona vida cotidiana y crear en el mismo espacio de siempre cosas ante no vistas por los propios ojos, las múltiples combinaciones de las formas, los nuevos nombres del placer.

Magnifico texto amigo.
Norma y Josue.